Vivir el presente

Decía Tolle que cuando te haces amigo del momento presente, te sientes como en casa dondequiera que estés. Si no te sientes cómodo en el ahora, te sentirás incomodo dondequiera que vayas.

Pasamos por la vida sin vivirla realmente, y en un constante vaivén entre el pasado y el futuro. Sin darnos cuenta de que lo único que tenemos es el presente, el aquí y ahora. Porque las experiencias ya vividas por muy maravillosas u horribles que fueran. Ya no son.

El futuro, tampoco existe. En cualquier momento, pueden surgir cien mil cosas que variarán este futuro que nos hemos planificado. Todos somos conscientes de que los planes que nos hacemos mentalmente, casi nunca se cumplen de forma exacta. Y, sin embargo, vamos buscando esa sensación de seguridad. Dejándonos llevar por una búsqueda compulsiva de control sobre los acontecimientos futuros que, lejos de proporcionarnos tranquilidad, nos produce ansiedad y preocupación. Tenemos que aprender a vivir en la incertidumbre, con la confianza  de que pase lo que pase, tenemos los recursos necesarios para sobreponernos a todo lo que la vida nos presente.

El vivir el presente parece sencillo. Sin embargo, sabemos que no lo es. Nuestra mente divaga entre un pasado del que a veces nos arrepentimos y por el que nos sentimos culpables o enfadados. O estamos con el pensamiento en la siguiente actividad que tenemos que realizar, sin prestar atención a lo importante. Lo que estamos viviendo. No podemos permitir que nuestro pasado influya en nuestro presente. Cada fracaso del pasado, sólo nos debe servir como fuente de aprendizaje para hacer las cosas mejor en lo sucesivo.

¿Qué nos aporta el estar presentes?

Estar despiertos en nuestra realidad sin juicios, disfrutando y fluyendo con la vida. No permitiendo que errores del pasado nos afecten en el momento actual, nos libera de una carga emocional importante. Si a esto le sumamos ser compasivos con nosotros mismos, tratarnos bien, evitando ser nuestros peores jueces. Lograremos vivir en un estado de calma que nos permitirá afrontar nuestro día a día con mayor eficacia, para poder alcanzar nuestras metas y eliminar el estrés que nos introduce en el círculo vicioso de estrés-ineficia- mayor estrés-bloqueo.

Y ¿Qué podemos hacer para vivir en el presente?

Para estar en el aquí y ahora es fundamental sentir las sensaciones que nos rodean, disfrutar de un amanecer, del olor del campo cuando sales a pasear, del color del cielo y de las nubes, del sabor de un buen café. No dejarnos atrapar por  pensamientos intrusivos. Y, sobre todo, ser agradecidos. Fijarnos en las cosas buenas que tenemos y no en lo que nos falta. Pues por mal que vayan las cosas, siempre hay motivos por los que tenemos que agradecer. Cuanto más agradecidos seamos, menos preocupados y más agraciados nos sentiremos.

Hemos de enfocarnos en las cosas importantes, tener claras nuestras prioridades. Tenemos tantas distracciones y urgencias  que, si nos dejamos llevar por ellas, acabaremos dispersos y sin rumbo. Cuanto más claros tengamos nuestros objetivos y nuestras metas, mayor será la sensación de control que experimentaremos. Nuestras acciones tendrán sentido y dirección.

Es fundamental también, prestar atención a nuestros pensamientos y emociones. Especialmente a esos pensamientos en bucle que nos llevan a anticipar desdichas y calamidades y que nos sumergen en un estado emocional negativo que no nos hace ningún bien. No te creas todo lo que piensas. Nuestros pensamientos son eso pensamientos, no realidades. Pero, ni nuestro cuerpo ni nuestras emociones distinguen entre pensamiento y realidad, lo que nos hace sufrir sin necesidad. No te recrees en ellos, ni les des importancia. Si conectas con tu realidad actual, te harás consciente de que eso que piensas no existe y podrás focalizarte en lo que sí está ahora en tu vida y, así hacer lo que sí puedes hacer en este momento.

Tenemos que cuidar de nuestro estado físico y emocional, consentirnos, darnos esos placeres por los que la vida merece ser vivida. Que no te ocurra aquello de que la vida es lo que pasa, mientras tú estás mirando para otro lado.

Vive cada segundo con intensidad, como si fuera el último segundo de tu vida y ¡Carpe Diem!!